Todos los jugadores de poker deben hacerse esta pregunta en algún momento: ¿Por qué jugar? Sucede que las razones que nos lleven una mano de póker dirán mucho del tipo de jugador que seremos.
No se trata de idealismos falsos o modestias reprimidas, tampoco es que se trate de una interrogante cuestionadora. Solo que es bueno saber por qué se juega, porque así se puede optimizar muy bien el juego en casinos.
Algunos juegan por diversión, otros por socializar, otros para conocer gente, otros para conocerse a sí mismos, y claro, otros para ganar dinero. Lo cierto es que hay muy pocas personas que logran dedicarse de lleno al póker y tienen suficiente éxito como para ganarse la vida con naipes en las manos.
Un jugador que le entre al póker por diversión será también el mismo que apueste en las manos bajas. No se trata de inflar el bolsillo sino de pasarla bien. Si eres uno de ellos, enhorabuena porque disfrutas del póker sin la preocupación y presión de otros.
Por otro lado, las personas que juegan al póker para ganar dinero en lo último que piensan es en hacer amistad con el resto de oponentes. Su juego es más directo y calculado, pero debe vivir con la tensión en el cuello cada segundo.
Sea por la razón que sea que juegues, es importante que lo tengas bien en claro. Así no sólo sabrás por qué juegas sino también a qué juegas.